domingo, 24 de julio de 2011

¿Cuanto VALE el amor?

    Hace unos días, pensando en un buen regalo de aniversario, se me ocurrió que un regalo perfecto para mi sería una caja de zapatos más o menos decorada llena de vales de regalo del tipo: vale por un beso, vale por un abrazo en la cola del super, vale por un besazo en el autobús, vale por ... Comentándolo con amigos convenimos que realmente era un regalo que a todo hombre le encantaría y que gastaría relativamente pronto. Pero también nos dimos cuenta que era un poco triste tener que canjear vales por besos cuando estos deberían abundar en el día a día de cada pareja. ¿Por que se acaba el amor?

    Cuando una pareja convierte el cariño en un esfuerzo diario, cuando la relación se parece más a la de dos compañeros de piso que a la de dos personas que se amaron una vez, ¿por que no nos revelamos y decimos basta?

    A todos vosotros que deseáis recibir una caja de vales de cariño no esperéis a vuestro décimo aniversario, exigirlo hoy mismo.

     A todas vosotras que no podéis soltar la plancha para darle un achuchón a vuestra pareja, a todas las que pensáis que hacer la compra es más importante que ir al cine o de cena, pensad en esto: ese pesao que está todo el día detrás de vosotras os quiere con toda su alma, os desea con todos los defectos que solo vosotras veis, está dispuesto a canjear papelitos por besos pero a lo que no está dispuesto es a vivir sin amor.

     Si tu, mujer con pareja, estás leyendo esto, apaga el ordenador, busca a tu hombre y dale un beso como dios manda, si después te pregunta que a qué viene ese beso es que tengo razón.

¿La banca pierde?

     En una animada discusión de amigos surgió el tema de la situación actual de la banca y todo lo que rodea el oscuro mundo tras las ventanillas donde se actualizan cartillas y se comprueban pensiones. ¿La banca pierde?
     Los bancos son unas empresas privadas que tienen garantizado su negocio porque sus potenciales clientes no podemos elegir no recurrir a sus servicios. Eso en sí constituye un monopolio que no puede quebrar porque su quiebra supondría la ruina de todo un país. ¿Por qué no existe una banca pública que suponga una alternativa algo más humana a los, cada vez, más deshumanizados bancos? Algunos rápidamente dirían que eso supondría una competencia desleal, sin embargo esa misma situación se da en sectores tan fundamentales como la sanidad o la educación y no pasa nada. Con una alternativa pública la banca privada podría quebrar, los bancos que no funcionasen bien podrían desaparecer sin que peligrase por ello todo el sistema.
Otra situación en este sentido es la que se deriva de la concesión de hipotecas. ¿Cómo es posible que sean los bancos, empresas privadas CON ÁNIMO DE LUCRO, los que tengan el poder de concederme el acceso a dicha vivienda concediéndome o no el préstamo? Sobre todo cuando muchos bancos forman parte de un aglomerado de empresas entre las que no es difícil encontrar promotoras o constructoras.
¿Alguien se imagina que todos los vecinos de un barrio tuvieran que poner una cantidad de dinero de su bolsillo para pagar un préstamo del bar de la esquina porque debido a su mala gestión si su dueño no paga le cierran el bar? Cada vez que se rescata un banco estamos poniendo dinero de nuestro bolsillo.
    Si cada vez hay más comercios cerrados en nuestras ciudades ¿cómo podemos permitir que los bancos no cierren?. Eso no es justo ni sostenible.

No seré yo el que proponga el cierre de los bancos ni mucho menos, pero si reclamo una alternativa pública, con beneficios pero con una responsabilidad ética y moral sobre sus clientes.
Ojala más pronto que tarde podamos quitarle la interrogación al tí­tulo de esta reflexión y anunciar: LA BANCA PIERDE.